viernes, 25 de noviembre de 2016

El libro del amor I

Sentado con tus amigos en una remota mesa de un angosto garito, planeas atemorizado como entrar a una chica sentada en la barra de la taberna.


Es viernes por la tarde, entras en ese bar donde quedas constantemente con tus amigos para hablar de que tal ha ido la semana y tomarte algo, mientras, levantas la mirada y ves a esa chica en la barra, leyendo el mismo libro de siempre con su Coca-Cola light a la mitad. Al mismo tiempo, te preguntas por que es la tercera semana que sales fuera, al frió invierno de noviembre a mear, debido a que no te atreves a pasar delante suya para ir al baño.


El primer error es dar señales de debilidad, miedo, o cobardía. El comienzo debería haber sido ese paso de valentía que hay que dar en ciertas ocasiones, como por ejemplo, levantarte de la mesa y acercarte sutilmente a ella, haciendo como que vas a por la tercera ronda aunque tus intenciones sean otras. Una vez le hayas pedido al camarero lo que querías y esperas inquieto tu encargo, te giras hacia ella y haces una ligera referencia al libro que esta leyendo, en este caso ''Rimas'' de Gustavo Adolfo Bécquer.


Ella se sentirá desviada de su lectura, por eso tienes que ser cuidadoso con las palabras que seleccionas, una buena frase podría ser: "Sin duda no existe mejor rima que la número XXI, se nota que ahí está realmente enamorado de la chica". En ese momento pueden pasar dos cosas. La primera, que la joven te rechace y con cara larga cojas tus tres cervezas y vuelvas a la mesa con tus amigos a sufrir las burlas por el lamentable espectáculo que acaban de presenciar; o en segundo lugar, que la chica se ria con tu comentario y se sienta cómoda contigo, lo cual puede acabar de una manera beneficiosa para ti, no solo porque has conseguido poder ir al baño sin que se congelen tus partes, si no, porque has sacado esa heroicidad de dentro y has conseguido captar la atención de la muchacha.